El Mantenimiento del casco.

Al limpiar un barco, lo más importante es mantener bien la obra viva. Al menos una vez al año conviene subir la embarcación al varadero del puerto y cambiar el antifouling, que es la pintura que se aplica a la obra viva para evitar que se agarren moluscos tipo lapas (caracolillo). Este tipo de moluscos consigue dañar la fibra si logran sobrepasar el “gelcoat” de la obra viva. A la larga, esto puede provocar el deterioro de la fibra y, como consecuencia, que se humedezca y aparezca la temida ósmosis. La ósmosis es una de las peores averías que puede tener un casco de fibra de vidrio.

El antifouling que utilizaremos para proteger la obra viva puede ser de matriz dura, recomendado para lanchas rápidas, o autopulimentante, recomendado para veleros.

En invierno, con el agua fría, el caracolillo sigue actuando pero avanza más lento. En verano, con el agua caliente, el caracolillo se pega más al casco. Por ello es en verano cuando uno mismo puede hacer el trabajo de limpiar el casco echándose al agua. Aun así, es una tarea que no se debe de hacer nunca dentro del puerto y no conviene limpiar barcos con antifouling en el agua, porque contaminaríamos la zona donde realicemos la limpieza.

Aquellos que prefieren no dar ningún tipo de antifouling a la obra viva del barco, pueden perfectamente hacer este trabajo de limpiar el casco en el mar, sin miedo de contaminar el medio ambiente, ya que lo que estaremos quitando del barco es el caracolillo que es natural. Recomendamos usar una espátula, una esponja y unos guantes, ya que el caracolillo puede hacerte mucho daño si tratas de quitarlo con las manos.

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